2º Día Novena Pentecostés – «El Espíritu Santo habita en nosotros»

por | May 11, 2024 | Pentecostés | 0 Comentarios

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de Tu Amor. ¡Envía Tu Santo Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra!

ORACIÓN INCIAL

Divino Espíritu, que por la Iglesia eres llamado Creador, no solamente porque lo eres con relación a nosotros, criaturas; sino también porque moviendo en nuestras almas, santos pensamientos y afectos, creas en nosotros aquella santidad que es obra Tuya. Venga también sobre nosotros Tu benéfica virtud, y mientras Te honramos con este devoto ejercicio, dígnate visitar con Tu Divina Luz nuestra mente, y con Tu Suprema Gracia nuestro corazón, para que nuestras oraciones suban agradables a Ti y del Cielo, descienda sobre nosotros la abundancia de Tus divinas misericordias. ¡Amén!

SEGUNDO DÍA

Consideración para este 2º día

El Espíritu Santo habita en nosotros.

Es esta una consoladora verdad expresada en el Evangelio (cfr. Mt 10,20), y confirmada por el apóstol Pablo cuando escribe a los Corintios: ¿No saben que el Espíritu Santo habita en ustedes? ¿Y no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo?” Es también por eso que la Iglesia Católica se alegra en llamar al Divino Espíritu como “Dulce Huésped del Alma”. Huésped que reviste de gracia santificante, que irriga de la divina luz, que la hace capaz de obras merecedoras de la vida eterna

Según santo Tomás, el Espíritu Santo es para nuestra alma lo que el alma misma es para nuestro cuerpo. Y así, como un cuerpo no puede vivir sin el alma, un alma privada del Espíritu Santo esta muerta, muerta a la gracia, muerta al santo amor, e incapaz de conquistar méritos para el Cielo. Pobre de quien expulsa con el propio pecado al Dulce Huésped del Alma, porque expulsa el amor, la gracia y pierde la propia vida.

Si, cristiano, el Espíritu Santo habita en ti. Y si tienes fe, debes estar convencido siempre de esta verdad: Nunca te encontrarás solo. Está contigo el Dulce Huésped del Alma. Está contigo de día y de noche, en la fatiga y en el reposo, en la pobreza y en la prosperidad. Contigo estará (y más que nunca) en la oración y en la tribulación. ¡Si tu supieses valerte de la presencia de un amigo tan bueno y poderoso!

ORACIÓN PARA FINALIZAR

¡Oh, Espíritu Santo, que eres el Amor, piedad de tanta mediocridad y de tantas almas que se pierden! Haz que rápidamente suceda aquello que David profetizaba diciendo: “Manda Tu Espíritu!”. Haznos nuevas criaturas, y así renovaras la faz de la tierra. A partir de esta consoladora profecía, unidos en oración, como nos enseña la iglesia, con plena confianza repetimos: ¡Envía Tu Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la Tierra!

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