Es una celebración de mucho gozo para todos los católicos. En esta fecha recordamos que se cumple la promesa que Jesús hace a sus discípulos (Lc: 24, 49) y que inspira su espera después de su crucifixión.
Es el segundo domingo más importante del año litúrgico, en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.
Es bueno tener presente, entonces, que todo el Tiempo de Pascua es, también, Tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir.
Recordemos ademas que en pentecostés, se nos otorgaron los dones del espíritu para el fortalecimiento y en bien de la iglesia, siendo de suma importancia jamas dejar de clamar por ellos:
- FORTALEZA, no física, sino espiritual, aquella que nos permite sobrellevar las dificultades de la vida.
- CONSEJO, que nos permite acompañar, aconsejar y animar a quienes han perdido el camino.
- TEMOR DE DIOS, que nos da a conocer que Dios todo lo puede y, por lo tanto, en Él podemos descansar.
- CIENCIA, que nos entrega el conocimiento y la comprensión de esta naturaleza que se nos ha dado, para cuidarla y descubrir cómo podemos hacer mejor las cosas.
- SABIDURÍA, para descubrir qué hay detrás de las personas y no quedarnos con lo primero que vemos y para entender las cosas desde adentro.
- PIEDAD, que nos da ese cariño que nos permite tener cuidado y cariño por las cosas de Dios, y nos abre la sensibilidad para preocuparnos de los más pobres.
- INTELIGENCIA, para discernir, captar y entender a otros, y aprender a pensar en y para los demás.
ORACIÓN POR PENTECOSTÉS
Dios de gracia y de sanidad, derrama sobre nosotros en este día tu Santo Espíritu, así como lo derramaste sobre tus discípulos en el día de pentecostés, para que nuestras oraciones y acciones sean testigos de tu presencia entre nosotros.
Queremos ser uno, Señor, para que el mundo crea que somos tuyos. Llénanos ahora de tu amor. Amén.
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